martes, 10 de mayo de 2011

Nosotros elegimos cómo vivir esa vida que nuestra alma eligió.

Muchas veces me han preguntado si creo en el destino.

Yo creo que antes de venir a este mundo físico ya elegimos cuál iba a ser nuestra vida. Eso incluye a nuestra familia, país, personalidad, físico, las personas a las que conocemos, las situaciones que vivimos. Todo depende de las lecciones que tengamos que aprender en esta vida.

Sin embargo, a pesar de que ya elegimos todo eso, durante nuestra vida también podemos elegir no pasar por ciertas situaciones o al menos minimizar el impacto de eso que nos tocaba vivir. Por ejemplo: han visto que comúnmente decimos “yo no se porqué pero siempre termino enamorándome de hombres que me traicionan”. Bueno, supongo que eso será porque tenemos que aprender a lidiar con la traición, el perdón, etcétera (sólo uno mismo puede saber qué es lo que tiene que aprender de esa situación). Mientras no aprendamos a lidiar con eso nos seguiremos encontrando con gente que nos traicione. Pero, qué pasa si aprendemos la lección a la segunda vez que nos traicionan y no a la quinta? Para qué tendríamos que pasar por una tercera traición si a la segunda ya aprendimos lo que teníamos que aprender?

Ahora bien, tampoco se trata de una fórmula mágica para evitar las traiciones u otro tipo de sufrimiento porque no vinimos a aprender UNA sola cosa, habrán seguramente muchísimas más. El punto es que nuestra vida está en nuestras manos, tenemos la opción de vivir o no una u otra situación. Pero siempre es más fácil quedarnos con esa primera elección que hicimos antes de venir a este cuerpo porque el otro camino implica tener mucha claridad sobre nuestras acciones, admitir que somos responsables por todo lo que vivimos dejando así de culpar a otros por lo que nos pasa, y reconocer el poder que tenemos sobre nosotros mismos.

Les doy un ejemplo: digamos que su novio o novia los traiciona con otra persona. Nuestra reacción es caer en el dolor, el sufrimiento, la ira, el resentimiento y en la mayoría de casos nos dura años. Eso es lo más fácil, reaccionar. Lo difícil es entender que nosotros elegimos vivir eso, la otra persona no es más que la herramienta necesaria para que nosotros aprendamos la lección. Lo difícil es encontrar esa lección, aprenderla y dejarlo pasar sin guardar emociones negativas.

Y la lección no es el típico “no vuelvo a confiar en nadie”. Yo no puedo decirles qué es lo que tienen que aprender de lo que viven, eso sólo ustedes lo pueden saber pero para eso tenemos que dejar de reaccionar.

No me mal interpreten, reaccionar no está mal. Tenemos que entender que nuestra mente ha sido entrenada para eso. Pero al igual que se la entrenó para reaccionar también se la puede entrenar para dejar de hacerlo. 


Nuestra alma eligió dónde, cómo, en qué situación nacemos. Nosotros elegimos cómo vivir esa vida que nuestra alma eligió.



2 comentarios:

  1. Acho q bien ve, has sabido escribir y no solo twittear, estoy de acuerdo con eso que dices que nosotros escogemos vivir las cosas, un comentario muy sabio pa que. Si sigues escribiendo asi me parece q tendrás un lector fiel ja

    Chaus y no te olvides de la pasta de dientes (dicen que es buena para la permanente)

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  2. jajaja qué bueno que te gustó, necesito escribir lo que pienso para no volverme tan loca y pues últimamente me han dado ganas de compartirlo, veamos qué pasa!

    Y no voy a lavarme ni el pelo ni el cabello con pasta de dientes porque se me ha de quemar el cerebro y también otras partes! jajaja

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