martes, 6 de marzo de 2012

Cada loco con su tema


El tiempo que he dejado botado este blog es un claro ejemplo de lo que he estado pensando últimamente: soy demasiado exigente con los textos que escribo. Porque a mí no me da para simplemente escribir lo que se me viene a la mente y postearlo en el blog sino que tengo que releerlo unas cuantas veces, corregirlo, analizarlo, revisar que esté tansmitiendo el mensaje que quiero transmitir, reescribirlo. Y en ese proceso, muchas veces por falta de tiempo, se quedan sueltas varias de mis ideas. 

Pero tal vez esto demuestra que no elegí tan mal mi profesión, porque así somos los comunicadores, siempre pendientes de lo que comunicamos, creo. Y eso me lleva a otra de las ideas que han estado dando vueltas por mi mente estos últimos días: cuál carajos es mi talento? Porque hay personas que parece que hubieran nacido para ser músicos, cineastas, pintores, escritores, o que siempre fueron buenos para los números y las ciencias exactas. 

Yo he sido muy buena para tomar clases de una y otra cosa pero no especializarme en ninguna. Y aunque podría sonar a que tengo problemas con concluir lo que empiezo, en realidad yo diría que hice cada cosa en su momento y hasta el punto en que me convenía hacerla. Ahora a mis veintiocho años puedo decir que hasta lo que creí que no me iba a servir me ha servido, aunque siga sin tener muy claro cuál es mi talento. 

http://www.sr-x.com/
Y así llego a la tercera idea que me ha estado rondando la mente: unos son buenos para los números, otros son buenos para las letras, otros para relacionarse con las personas, y así sucesivamente. Y el tener unas habilidades en lugar de otras no nos hace ni mejores ni peores que los demás. Simplemente somos distintos y si cada uno es bueno para algo y todos trabajamos juntos, nos complementamos y logramos mejores resultados.



Nota: hice mi mayor esfuerzo por escribir directamente lo que pensaba sin hacer ninguna corrección pero tuve que hacerle una que otra, es que sino no podría dormir tranquila.